Manejo de dispositivos electrónicos y redes sociales, nuestro reto de cuidado y protección.
El avance de la tecnología nos ha permitido tener nuevos canales de comunicación, acceso directo a información sin límites y diferentes formas de ocio y diversión, sin embargo, se ha identificado que su uso desproporcionado y sin supervisión en niños, niñas y adolescentes (NNA), representa un riesgo a su integridad y salud mental en muchos casos.
Es por esto, que debemos tener en cuenta que consecuencias se pueden evidenciar en los procesos cognitivos, emocionales y sociales de los NNA derivado del uso de dispositivos electrónicos y redes sociales:
Tiempo prolongado de exposición a pantallas genera un impacto negativo en el desarrollo de habilidades socioemocionales como la tolerancia a la frustración y el control de impulsos, fomentando la desregulación emocional.
Se ha encontrado que el contacto continuo con redes sociales ha incrementado los niveles de ansiedad, depresión y baja autoestima en los adolescentes.
Se pueden perder o no desarrollar habilidades sociales relacionadas con la lectura del lenguaje no verbal, expresiones fáciles y lenguaje corporal, lo cual afecta las relaciones interpersonales, socialización (hacer nuevos amigos o expresar desacuerdo asertivamente) y habilidades de comunicación.
Dificultad en el aprendizaje y los procesos cognitivos, sobre todo en la atención y la memoria.
Exposición a contenido inadecuado para su edad y a riesgos que implica el contacto con redes sociales (grooming, sexting, extorción, entre otros)
Se incrementa el sedentarismo, lo que impacta el bienestar físico y emocional (presencia de dolor de cabeza, cuello, espalda, hombros y espalda).
Alteraciones en la calidad del sueño y desarrollo de dependencia al celular.
Por lo anterior, se recomienda implementar las siguientes recomendaciones en casa para mitigar el impacto negativo que puede generar la exposición continua a dispositivos electrónicos:
1. Reflexionemos que tan necesario es que un estudiante menor de 14 años tenga un celular propio, cuando tenemos comunicación directa con la institución a través de secretaría.
2. Establecer horarios claros para el uso del celular, regulando el tiempo de exposición para realizar tareas, jugar y demás actividades.
3. Monitorear el contenido al cual el NNA tiene acceso a través del dispositivo y las diferentes páginas.
4. Incentivar espacios de entretenimiento u ocio en familia que no impliquen el uso de pantallas, como, salir a jugar al parque, juegos de mesa, leer un libro en físico, dialogar sobre los diferentes aspectos que les competen como familia.
5. Incentivar el uso de aplicaciones educativas y formativas, que aporten significativamente al desarrollo intelectual y personal de los NNA.
6. Cuidar hábitos de vida saludable como la higiene del sueño, actividad física regular, consumo de alimentos de manera consciente (sin usar ninguna pantalla o dispositivos).
7. Suspender el uso de dispositivos electrónicos como celulares, tablets, televisores o computadores dos horas antes de ir a dormir, promoviendo actividades que les permitan contactar con la calma. Acostumbrar dejar las pantallas fuera de la habitación.
Teniendo en cuenta lo anterior, ¿es realmente necesario que los estudiantes usen el celular estando durante la jornada escolar? ¿Qué tal si les regalamos 8 horas lejos de las redes sociales y promovemos espacios de sana socialización dentro de nuestra institución?